EL MISTERIO DEL BELÉN DESDE LA "ADMIRABILE SIGNUM"
En nuestro país, como en muchas partes del mundo, es una tradición colocar un Nacimiento en los hogares para recordar el día que Jesús llegó al mundo Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente lo que ocurrió, o lo que se acostumbraba hacer, en tiempos pasados. Son los hechos u obras que se transmiten de una generación a otra de forma oral o escrita.
La palabra "tradición" viene del latín "traditio" que se refiere al verbo "tradere", que significa entregar. Se podría decir que tradición es lo que nuestros antepasados nos han entregado. En el caso de la Navidad, lo más importante de las tradiciones y costumbres no es sólo su aspecto exterior, sino su significado interior. Se debe conocer por qué y para qué se llevan a cabo las tradiciones y costumbres para así poder vivirlas mejor.
Los nacimientos son una tradición que se niega a desaparecer y se adaptan a cada cultura y lugar donde es instalado, para identificarse con las familias y hogares del mundo, a fin de permanecer ante las nuevas costumbres que la vida moderna intenta imponer. De hecho, la idea de representar el nacimiento del hijo de Dios se le atribuye a San Francisco de Asís, quien en el año 1223 decidió celebrar una Noche Buena diferente y revivir este hecho histórico para que la gente comprendiera un poco mejor el significado de ese momento. La representación de este nacimiento se realizó con personas y animales vivos, y gustó tanto que comenzó a hacerse tradición; Con el paso del tiempo, la falta de espacio obligó a sustituir a las personas y animales con figuras de madera o de barro.
Esta tradición fue acogida con gran cariño y se ha extendido por todo el mundo desde el siglo XVI. En nuestro país la tradición se introdujo con los primeros misioneros franciscanos que llegaron a América y que trajeron la idea de su fundador. Asimismo, la tradición señala que el primer nacimiento se construyó en Nápoles a fines del siglo XV y fue fabricado con figuras de barro. Generalmente el nacimiento se monta antes de Navidad, el 8 de Diciembre, día de la Inmaculada Concepción, y se conserva armado hasta el 06 de Enero , que recordamos la llegada de los Reyes Magos o, inclusive, hasta el 2 de febrero, fiesta de la presentación de Jesús en el templo.
Poner un nacimiento en casa, en el que podemos contemplar la imagen de Belén, el pesebre, los pastores, los magos, José y María, puede ser una actividad que fomenta la unión familiar. Y al mismo tiempo, convertirse en una imagen que nos ayude a meditar en el misterio de la Navidad y en las virtudes de cada uno de los personajes, porque a través de los sentidos se eleva nuestro espíritu ante este gran acontecimiento: el Misterio de Dios hecho hombre por amor al hombre.
El 01 de Diciembre de 2019, el Papa Francisco publicó con ocasión de su visita a Greccio donde se halla el santuario del pesebre, la carta apostólica "Admirabile signum" sobre el significado y el valor del Belén navideño. En ésta explica el sentido del pesebre, como un Evangelio vivo, y anima a conservar la tradición familiar de armarlo, tanto en los hogares como en los lugares de trabajo, hospitales, cárceles y plazas.
Recogiendo lo que señala el texto bíblico, en los Evangelios, sobre el nacimiento de Jesús en Belén, como inspiración para el arreglo del pesebre navideño, el Papa señala también que “el belén contiene diversos misterios de la vida de Jesús y nos los hace sentir cercanos a nuestra vida cotidiana”.
Vamos a hacer una pequeña síntesis de lo que el Papa Francisco nos dice sobre el significado y el valor del belén;
• El pesebre o nacimiento es como un Evangelio vivo: La escenificación del nacimiento de Jesús surge de las páginas de la Sagrada Escritura” para invitar a los hombres a valorar a ese Dios que se hizo hombre para “acercarse a cada hombre”. Ese es el hecho histórico que nos recuerdan los ‘nacimientos’
• El pesebre manifiesta la ternura de Dios: “¿Por qué el belén suscita tanto asombro y nos conmueve?” Porque “manifiesta la ternura de Dios”, que siendo Creador del universo, “se abaja a nuestra pequeñez”. Además, el belén “es desde su origen franciscano una invitación a ‘sentir’, a ‘tocar’ la pobreza que el Hijo de Dios eligió para sí mismo y “una llamada a hallarlo y servirlo con misericordia en los más necesitados”.
• En el belén la creación participa en la fiesta de la venida de Jesús: El cielo estrellado, los paisajes, los animales y los pastores recuerdan lo anunciado por los profetas, “que toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías”. “Los ángeles y la estrella son la señal de que nosotros estamos llamados a ponernos en camino para llegar a la gruta y adorar al Señor”; asimismo, “los pastores se convierten en los primeros testigos de lo esencial, es decir, de la salvación que se les ofrece”.
• El nacimiento es la sublime expresión de la familia de Jesús. María es la madre que contempla a su hijo: “Vemos en ella a la Madre de Dios que no tiene a su Hijo sólo para sí misma, sino que pide a todos que obedezcan a su palabra y la pongan en práctica”. Representa a San José como custodio de la familia con el bastón en la mano y, a veces, sosteniendo una lámpara. “Él es el custodio que nunca se cansa de proteger a su familia” y que no duda en ponerse en camino ante la amenaza de Herodes. Fue el primer educador de Jesús niño y adolescente; “y como hombre justo confió siempre en la voluntad de Dios y la puso en práctica”.
• El nacimiento representa la santidad en la vida cotidiana. El Papa también se refiere a la costumbre de colocar en los ‘nacimientos’ muchas figuras simbólicas “que parecen no tener relación alguna con los relatos evangélicos”. Sin embargo, “esta imaginación pretende expresar que en este nuevo mundo inaugurado por Jesús hay espacio para todo lo que es humano y para toda criatura…todo esto representa la santidad cotidiana”.
• Nos pone ante el gran misterio de la vida: Cuando en Navidad colocamos la figura del Niño Jesús “el corazón del pesebre comienza a palpitar”. Dios Creador esconde su poder “en la debilidad y en la fragilidad” de un niño cuyo nacimiento “suscita alegría y asombro, porque nos pone ante el gran misterio de la vida”.
• Los Reyes Magos nos recuerdan nuestra misión evangelizadora: Es costumbre colocar las tres figuras de los Reyes Magos que llegan de Oriente para contemplar al Niño y ofrecerle los dones de oro, incienso y mirra. Esta escena llama “a reflexionar sobre la responsabilidad que cada cristiano tiene de ser evangelizador”. Los Magos, hombres sedientos de lo infinito, “enseñan que se puede comenzar desde muy lejos para llegar a Cristo”, “no se dejan escandalizar por la pobreza del ambiente; no dudan en ponerse de rodillas y adorarlo”; y cuando retornan a sus países, “habrán contado este encuentro sorprendente con el Mesías, inaugurando el viaje del Evangelio entre las gentes”.
Finalmente, el escrito concluye indicando que “no es importante cómo se prepara el pesebre, puede ser siempre igual o modificarse cada año; lo que cuenta es que este hable a nuestra vida. En cualquier lugar y de cualquier manera, el belén habla del amor de Dios, el Dios que se ha hecho niño para decirnos lo cerca que está de todo ser humano, cualquiera que sea su condición".
Que esta Navidad Cristo encuentre espacio en nuestros hogares y corazones y, como San Francisco de Asís, le demos un lugar preponderante en nuestras vidas para proclamar con fervor: ¡Oh alto y glorioso Dios! Ilumina las tinieblas de mi corazón. Dame la recta esperanza y caridad perfecta; sentido y conocimiento, Señor, para que siga tu santo y veraz mandamiento. Que el Señor nos bendiga y nos guarde.
Cristo los ama y yo también.
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