SABER PEDIR
Que importante es la fe para el cristiano. Todo lo pide, consigue y alcanza por fe,. Pero, debemos aprender a creerle a Dios porque sin Él no podemos conseguir nuestros deseos. Si creemos solo en nuestras fuerzas, estamos limitados, pero si le creemos a Dios, no hay nada imposible. Con fe, obediencia y santidad, obtenemos nuestras metas; "Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor, siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos"(Santiago 1:6-8) .
Sin embargo, no debemos olvidar que la oración es un proceso. ¿Qué hace un bebé cuando necesita algo? Ya sea que tenga hambre, o sienta dolor, o necesite ser cambiado de pañal, o se siente solo, el bebé llora. Cuando los niños aprenden a hablar, los padres les enseñan a pedir en lugar de llorar cuando quieren algo. Conforme van creciendo y madurando, los jóvenes aprenden a distinguir entre lo que sus padres le darán y lo que le negarán, y piden conforme a eso.
Esa misma dinámica la podemos aplicar a nuestra vida espiritual. Al principio sólo sabemos clamar y llorar para que nuestras necesidades sean satisfechas o nuestros deseos sean cumplidos. Pero conforme vamos madurando espiritualmente, aprendemos a pedir según la voluntad de Dios. "Y, esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye. Y si sabemos que El nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho". (1 Juan 5:14-15)
Pero, entonces: ¿Por qué a veces pedimos y no recibimos?. El apóstol Santiago nos dice que esto se debe a dos razones principales:
- Porque pedimos mal, es decir, pedimos aquello que no nos conviene.
- Porque simplemente no pedimos por falta de fe, egoísmo u orgullo:. "Codiciáis y no tenéis, por eso cometéis homicidio. Sois envidiosos y no podéis obtener, por eso combatís y hacéis guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres"(Santiago 4:2-3).
En el Sermón del Monte, Jesús nos da el ejemplo del amor de un padre hacia su hijo, comparándolo con el amor de nuestro Padre Celestial (Mateo 7:9-11). Nuestro Dios, como cualquier padre amoroso desea complacer a sus hijos, pero no siempre le da lo pide, ya sea porque no puede o porque no le conviene al niño. Pero si pide lo que es justo y bueno, lo más probable es que lo recibirá en la medida de lo que sea posible. Esta misma confianza debemos tener en Dios, porque Él es bueno y generoso. Nos dice San Juan: "Amados, si nuestro corazón no nos condena, confianza tenemos delante de Dios; y todo lo que pidamos lo recibimos de Él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él"(1 Juan 3:21-22) .
Pidamos al Señor que nos envíe su Santo Espíritu para que acreciente nuestra fe y nos ayude a saber pedir aquello que nos conviene y a le vez, sepamos aceptar su santa voluntad.
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